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Editorial -4

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Editorial4



Odien, ódiennos señores, porque odiar es sólo la falta de amor y la oscuridad es sólo la falta de luz. Esa carencia no se refleja en los espejos pero el odio parece reflejarse en los hombres, entonces queremos reflejarnos sin odio, pero no una vez, queremos construir en el doble reflejo un número partido desde el centro: el cuatro, oh número sagrado si los hay, como tantos otros números y escenas de la vida. Oh descabellados sinsabores y pasadizos secretos del laberinto de la creación, cambiemos todo y encabellemos, encabellemos y montemos los cabellos los caballos los pelos y los depilados, los pálidos y los pulidos paraísos desiertos, habitemos en el nombre de nosotros y seamos el cuatro, el cuarto reflejo, el dos elevado a su potencia, minimizado en infinitos pares hasta llegar al corazón del cuatro sin el reflejo del odio. Otros lo harán entonces, odiarán y enfocaran sus espejos y multiplicaran el calor del sol para quemarse derretirse y fumigarse en aguijones de concentración mental. Nosotros pasaremos, pasaremos transparentes ignotos ignorantes, sólo vistos en cuatro partes, cuatro porciones paralelas, cuatro lados de un cuadrado imperfecto pero encajado en sus aristas.

Cuarta edición, menos cuatro, dos al cuadrado, dos más dos, estamos llenos de cuatro, nos gusta y sabemos que les gusta a ustedes que invierten y revierten el paseo de sus pupilas por estos despiadados signos en la pantalla líquida de su mente, nos vemos allí, nos vemos.

Pregunta de un lector:

¿El dos es primo?
¿El cuatro es pariente?
¿Estamos encajados en nuestros artistas?

Ehhhhhhhhhhh, no sé. O sea, digamos que sí. Sí, sin dudas que sí.

(Este diálogo lo voy a poner al final del editorial)

Bueno listo quedamos así.

10/03/2008

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